Visitas

jueves, 26 de julio de 2012

Capítulo 1

10 Años Antes


Llevaba sin verle 2 semanas, tiempo suficiente para echarle de menos, para añorar sus ojos, su mirada, su sonrisa, es decir echando de menos todo de lo que él me había enamorado. Hoy me iba a recoger a la puerta del portal de mi casa, para ir a dar una vuelta por el centro, ir a nuestra cafetería favorita, esa cafetería donde siempre habíamos compartido risas y tardes de lluvia esperando a que el tiempo mejorara tomando nuestros batidos favoritos y nuestras magdalenas o cualquier cosa que nos apetecieran y allí la tuvieran.

Estaba demasiado nerviosa y se me notaba; no sabía cómo me iba a recibir, si habría cambiado o no en esas 2 semanas que estuvimos los 2 separados.  Quería que fueran ya las 6 para que la cabeza dejara de darme vueltas y por culpa de eso, el estómago se me había cerrado de golpe. Estaba tan nerviosa, que sudaba demasiado. Me probaba miles y miles de conjuntos de ropa para saber cuál sería el apropiado para la ocasión. No sabía si el reloj de la pared de mi habitación no quería que nos encontráramos en esa tarde de finales de agosto o si era yo la que no quería verle todavía.

Mi madre me llamó, no sabía que quería, pero cuando me vio, me pasó el teléfono de casa, ¿Quién me podía llamar a estas horas? Me puse al teléfono y contesté.

-          Hola, ¿Quién es?

-          Pues soy yo mi amor y sé que hoy habíamos quedado, pero no puedo- empezó a contarme Rubén, supuse que sería por culpa de la odiosa de Bárbara- es porque Bárbara está enferma y soy el único que puedo cuidarla. Ya quedaremos otro día, lo siento mucho, ya te compensaré.

-          Vale, no pasa nada, ya quedaremos otro día- en verdad estaba  muy cabreada por culpa de la gilipollas y tonta de Bárbara- adiós.

Corté la llamada y me fui a mi cuarto. Dejé de probarme ropa, cogí mi diario nuevo, que era uno de color marrón claro con dibujos a los lados en tonos de color dorados y en vez de escribirlo con un bolígrafo normalito, en las hojas del diario que compré en un mercadillo antiguo, lo escribiré con una pluma también antigua, comprada a conjunto con el diario.

Ahora que te empiezo a escribir diario, te contaré desde el principio de todo, como conocí a Rubén, quién es Bárbara, como nos enamoramos, como empezamos a salir,… Es decir todo desde el comienzo.

¿Cómo conocí a Rubén, mi actual novio? Pues de la siguiente manera:

Era una tarde fría de finales de septiembre, las chicas y yo fuimos a tomar algo a nuestra cafetería favorita del centro, allí fuimos directos a la barra a pedir, donde en teoría debería de haber estado mi mejor amigo, Carlos, pero ese día Carlos no estaba, podía ser que le había tocado el día libre o algo, pero no, cuando me acerco a preguntar por Carlos, veo a un chico de ojos azules verdosos, de pelo negro, liso con flequillo al lado, alto y de constitución normal.

-          Buenas tardes señorita, ¿Qué desea?- me preguntó el chico desde el otro lado de la barra.

-          Hola, me gustaría preguntar por una persona, ¿Dónde está Carlos? Si es que sabes quién es- le pregunté de repente, no le di tiempo a que le respondiera.

-          Pues sí que conozco a Carlos, él ha sido trasladado a la otra cafetería y a mí me trasladaron de la otra y ahora, ¿Qué vais a tomar?- me preguntó después de responder a mi pregunta.

Miré a las chicas, no sabía que decir, debíamos pedir ya, pero a Paula se acordó que tenía que ir a comprar una cosa en Oysho, así que ellas se fueron mientras yo me quedaba pidiendo algo y cogiendo sitio para sentarnos.

-          Así que dime de una vez, ¿Qué vas a tomar?-me preguntó por 3º ver el nuevo camarero.

-          Pues un chocolate caliente con nata mediano para llevar aunque lo tomaré aquí- le dije mientras sacaba la cartera- y si haces el favor de ponerme una pajita Rubén.

-          Así que sabes leer- se burló de mí, pero no me importó, ya que estaba a gusto a su lado y así tampoco me quedaba sola durante la casi media hora que se iban a pasar en Oysho probándose ropa que Paula necesitaba- y tú nombre es…

-          Sofía y mi chocolate es para hoy- ahora sí que me burlaba yo de él- ¿y cuanto es?

Me dijo cuánto me iba a costar y también que si quería en 2 minutos me hacía compañía durante 10 mientras esperaba a que el resto llegara de comprar. Le dije que trato hecho, que quería conocer mucho más de él y yo creo que de mí también quería saber cosas.

Me senté en una mesa del fondo, la única libre que encontré, allí esperé a que Rubén terminara el turno y se me acercara para charlar. Cuando terminó su turno, se me acercó y se sentó enfrente de mí.

-          Bueno Sofía, eres mi primera clienta en el día de hoy. Así que voy a ser amable contigo.

-          ¿Intentando ser amable? No sé si vas a poder, pero háblame de ti.

-          ¡Rubén!- gritó una chica rubia de pelo rizo y largo; de ojos azules grisáceos; de dientes blancos y sonrisa picarona. Llevaba puesto un pantalón negro ajustado;  botines negros con cadenas; una camiseta gris que parecía un vestido ya que le llegaba un par de centímetros más debajo del culo de mangas cortas; y una chaqueta gris. En la mano llevaba muchísimas bolsas de diferentes tiendas como: Zara, Berska, Oysho,…

-          ¡Bárbara! Cuanto tiempo. Espera que te presento a una chica, esta es Sofía- me presentó a la recién llegada – y Sofía esta es Bárbara, mi mejor amiga.

Cuando dijo mejor amiga no me lo creía, parecían muy diferentes, él parecía un chico sencillo y que trabajaba para ganarse la vida; pero Bárbara parecía la típica chica pija y consentida de papá. Cuando Bárbara se fue después de estar hablando con nosotros durante 3 minutos continuamos con nuestra charla los 6 minutos que nos quedaban hasta que volviera al trabajo.

Y así diario es como lo conocí, como conocí a mi actual novio, pero ya te contaré otro día como nos hicimos amigos y como empezamos a salir. Este es el primer día que te lo cuento, así quedará.

Cuando dejé a un lado el diario, me puse a ordenar  mi habitación, guardaba la ropa que hacía un tiempo atrás me había probado con la esperanza de volverme a ver con Rubén; pero que ahora solo estaba allí amontonada encima de mi cama y de la silla sin poder usarse durante esa tarde de finales de Agosto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario